lunes, 22 de agosto de 2011

Hail, Benedicto

Leo en prensa digital que Rubalcaba confirma que Elena Valenciano será su número dos. Hae unos días, la directora de campaña de A.P. Rubalcaba, ante los enfrentamientos entre anticlericales furibundos y fascistas y pregrinos de las JMJ, y con intención de justificar la "marcha laica" (te cagas...), esta señora Tuiteaba lo siguiente en respuesta a un seguidor que le aseguraba que los incidentes los habían provocado los peregrinos (y es que con esas pintas de macarras que traían, no me extraña): “Me dicen que había banderas nazis. Es verdad??”.

Ahí estaba pues la nueva número dos del PSOE, buscando banderas nazis entre los millón y pico de peregrinos, jóvenes católicos que venían a ver al Papa (bueno, y a más cosas, supongo, alguno hasta vendría a ver si pillaba cacho, que se puede ser católico pero uno no es de piedra, salvo San Pedro). Justo lo que necesita España, sí señor. Una nueva versión de buscando a Wally. Eso sí, me temo que para la interfecta cualquier cruz es una cruz gamada, igual que suso que supiera el 70% de dónde eran el 60% de las banderas que portaban los preregrinos. El día antes tuiteaba la señora Valenciano (heredera y que me temo convertirá en lumbreras de la poítica y epítomes del sentido común a las vestales del zapaterismo Aido y Pajín): “No estoy en Madrid, pero creo que hay mucha gente en la mani…”. ¿A qué "mani" se refería? ¿A los pocos cientos (los de siempre, por otra parte, que al final les pondrá un sueldo y todo) de Sol, o al millón y medio largo de Cuatro Vientos? Pues eso. Por cierto, que ante las cargas de la policía contra los "nuevos propietarios de la puerta del Sol", el nuevo grito de éstos fue: "Con Rubalcaba, esto no pasaba". Jejeje. Fuera caretas, amigos. Ya parece que lo de "no, si nosotros no somos políticos" va pasando a la historia. Me alegro.

Y es que lo flipo encontrándome a mí mismo diciéndole a ZP: "otros vendrán que bueno te harán..." ¡Madre de Dios! (expresión, como véis, muy propia de estas fechas). Visto lo visto, hasta mi admirado Pérez-Reverte, en su última columna en XL Semanal, se va a terminar equivocando con su juicio sobre el "muerto viviente" (políticamente, se entiende) ZP. Aunque no estoy de acuerdo en algunas cosas, la verdad es que es un disfrute leerlo. El enlace, aquí.

Vamos, venga, panda de vagos, a buscar banderas nazis en las Iglesias, y en las casas de los curas, y en las de los monaguillos, y en los conventos, eso, eso, ¡y quememos los conventos! Total, pa cuatro monjas que hay, y les faltan dos telediarios...!

Me despido hoy con la noticia que ha abierto los telediarios: "El gobierno presenta medidas para luchar contra el déficit". ¡Y pensar que hace tres años estos mismo decían que eliminar el déficit del Estado era antisocial! Cosas veredes, amigo Sancho...
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viernes, 19 de agosto de 2011

Sociedad y educación actual: ejemplo y análisis (desahogo por escrito de un profe encabronao)

Me he pasado el verano corrigiendo ejercicios de alumnos suspensos y que deben presentarse en septiembre. Me los mandaban por e-mail después de anunciar yo en el blog de la asignatura que realizándolos eliminarían materia del examen final y tendrían una consideración "subjetiva" muy positiva a la hora de valorar la nota final si estaban realizados de manera satisfactoria. Así, desde principios de julio me han llegado estas actividades, y las he ido corrigiendo exhaustivamente con el fin no sólo de percibir quién se las ha tomado en serio o no, sino de detectar los fallos y comunicar a los interesados no sólo que debían rehacerlos, sino el cómo. Ha habido gente que los ha hecho bien, muy trabajados, pero con otros he tenido que intercambiar hasta seis correos con correcciones y recorrecciones a fin de que me los mandasen bien. Los más remisos a hacerlos correctamente, y con los que más he tenido que insistir, han sido con alumnos de 4º ESO que se han pasado el curso sin hacer absolutamente nada en mi asignatura, no pasando del 2 en los exámenes (en realidad, casi nunca del 1) y no realizando los trabajos que se les pedían (los deberes, vamos). Ahora, con la cercanía de poder titular, les entran las prisas, aunque ello no significa que pusieran mayor empeño en realizar lo que les pido, sino que, muy al revés, los primeros envíos de ejercicios estaban hechos con desgana, saltándose preguntas y soltando respuestas a voleo frecuentemente sin nada que ver con lo que les preguntaban. Vamos, que estoy seguro de que la mayoría pensaba que ni me los iba a mirar (ya se sabe, "cree el ladrón...").

Hoy he terminado la última "rerrerrerrecorrección" (espero) y me he sorprendido a mí mismo contestando a mi alumna, claro ejemplo de persona que ha pasado de la materia durante todo el curso, con esta parrafada que os voya transcribir en la que creo que resumo mi opinión no sólo sobre el sistema educativo actual sino sobre la sociedad en general que hemos construido y en la que nos vemos obligados a vivir. A pesar de los numerosos artículos que he escrito sobre educación en este mismo blog, creo que en estas pàlabras espontáneas y fruto de un calentón provocado por el encabronamiento que por diversas circunstancias (ésta entre ellas) tengo en los últimos tiempos, es donde mejor resumo mi pensamiento y análisis del tema, y por eso os hago partícipes del mismo.

Como antecedente decir que lo único que le pedí a la alumna, como envío final aunque tenía varios ejercicios realizados de manera deficiente, fue que explicase cómo los nobles lograban el control sobre el trabajo campesino en la sociedad del Antiguo Régimen. La respuesta de la interfecta fue un "espero que sea esto" para a continuación copiar dos párrafos del libro. Mi sincera respuesta fue la siguiente:

No se trata de que "sea esto", sino de que entendieses el sistema socio-económico propio del Antiguo Régimen, pero parece que no, ya que es difícil analizar estructuras históricas y entender las características de las mismas si durante un curso entero se ha pasado de la asignatura y de lo que estudia e intenta explicar. Simplemente el hecho de que tu respuesta la hayas "buscado" y copiado literalmente, como si mi deseo de que respondieses fuese un capricho, una especia de tesoro que buscar entre palabras y frases sin significado, refleja que el mínimo objetivo de la asignatura, el entender el devenir histórico y analizar las diversas estructuras que lo han formado, ni lo has alcanzado ni hay tiempo para ello. Esto sería suficiente razón para no aprobar la asignatura, pero el deficiente sistema educativo que tenemos, y así nos va, permitirá que si memorizas algunas cosas que para tí no tienen significado y las plasmas medianamente inteligibles en el examen (cuya inteligibilidsd deberé yo intepretar de manera harto indulgente, engañándome a mí mismo asegurando que quieres decir cosas que no dices), consiguiendo de esta forma, y tras una corrección poco rigurosa que enfatizará los "aciertos" y despreciará los errores y barbaridades, una valoración cercana al 5, yo me vea obligado a aprobarte, aunque el conocimiento histórico y la capacidad crítica que se pretende que alcanzéis sea nulo. Esto por otra parte te servirá para aprender que el esfuerzo diario, el conocimiento y análisis crítico de la sociedad y el verdadero interés por crecer como persona son absolutamente inútiles en la sociedad española de hoy en día, donde prima la picaresca, la mentira, la ley del mínimo esfuerzo, la relativización de todos los conocimientos entendiéndolos como medios para conseguir un fin, el acriticismo borreguil, y la impostura dogmática. Pero por muy Quijote que yo sea, esos molinos son demasiado gigantes como para ni tan siquiera pensar en atacarlos.

En definitiva, y perdón por la parrafada, ahora estudia y procura estar cerca del 5 en el examen para aprobar.


Sí, efectivamente, pobre chica para merecer tal tostón, pero yo, personalmente, lo necesitaba para desahogarme...

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miércoles, 17 de agosto de 2011

JMJ 2011

Bienvenidos, jóvenes cristianos del mundo. Bienvenidos.

En estos días asistimos a la llegada de cientos de miles de jóvenes unidos en su Fe (que es la mía) para la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebran en España por segunda vez, el único país, por cierto, donde estas jornadas han repetido sede. En los últimos días, aquí también, en Ciudad Real, se han podido ver a grupos de estos peregrinos visitando la ciudad. Lo mismo ha ocurrido en muchos lugares de España. Esta semana se van a concentrar todos en Madrid, a la espera de la visita del Papa Benedicto XVI. Lo que en cualquier lugar sería motivo de alegría, algo que la gente de bien vería con ojos cuanto menos curiosos, aquí, en esta España dominada por la estupidez y la soberbia, por el fundamentalismo y la falta de respeto, se convierte en asunto polémico. Por supuesto, por toda la horda de “defensores del laicismo”, que no son otra cosa que anticlericales de tomo y lomo, nuevos fariseos que hacen gala de un fundamentalismo del que luego acusan a la Iglesia (a veces con razón, pero eso no los justifica). Buscando excusas para dar rienda suelta a su odio irracional hacia todo lo que suena a cristiano, y con un papanatismo muy propio de esta época donde, curiosamente, triunfa el dogma casi tanto como en épocas más oscuras, plantean objeciones acordes a su falta de rigor racional y cinismo obcecado. Que si los gastos que genera, que si pagamos todos los españoles, que si el Papa “y los suyos” atacan leyes democráticamente aprobadas (se refieren al aborto), aparte ya de alucinaciones sólo entendibles por su ofuscación malsana, el desconocimiento, promovido por este sistema educativo tan progre e igualitario que tenemos, de la historia, o por la acción de sustancias alucinógenas que muchos acostumbran a consumir. Argumentos como que el Papa es un asesino de masas, la Iglesia es una genocida, o la religión es el gran mal de la historia de la humanidad, que un juicio objetivo, realista, sincero e imparcial negarían, recordando a todos estos ignorantes desagradecidos que con sus muchos errores, difíciles de cuantificar si no somos tan imbéciles como para proyectar los valores actuales en el estudio del pasado, (cosa que los “bienpensantes”, esos nuevos sofistas fariseos, han puesto de moda), la base de la civilización actual basada en el derecho y en la igualdad de todas las personas es básicamente cristiana, pues esa defensa de la dignidad del ser humano sin distinción, con todos los matices que han impedido que sea completa hasta al menos nuestros días, pero cuya idea original se encuentra en el evangelio, y más concretamente en el Nuevo Testamento, no en el antiguo, tiene su origen y gran centro de proyección en la figura de Jesucristo.

No voy a entrar en lo de los gastos y en las incomodidades que pueda suponer para el esto de los ciudadanos la celebración de este acontecimiento, porque será que no hay festejos bastante más incómodos para todos, y más gravosos en términos de destrozos y suciedad, así como gastos a los que contribuimos cuya ideología, ética, moral e incluso utilidad y honradez son cuanto menos discutibles (¿cuántas pajillas mentales de autoproclamados intelectuales pagamos todos los españoles para que las plasmen en películas que nadie quiere ver, por ejemplo, simplemente porque se encuentran cerca de las posiciones ido-ilógicas del poder?). Ya me gustaría saber cuántas familias acogerían, como se ha hecho con los jóvenes que han venido a estas JMJ, a otros que vinieran a otro tipo de manifestaciones sociales de otro tipo: yo que sé, una manifa de “indignados”(sic) o el día del orgullo Gay, o algún festival de música. Seguro que todos estos que se quejan de la presencia de estos jóvenes cristianos y del Papa, y que claman por la discriminación con respecto a otros eventos, acogería con gusto durante días a cualquiera de esos jóvenes tan responsabilizados políticamente que acampan en la Puerta del sol o a esos simpáticos muchachotes de torso desnudo, pantalones de cuero ceñidos, pezones perforados y paquetón remarcado que cada año hacen de Madrid la ciudad más tolerante, por detrás y por delante.

Los medios de comunicación se dividen ente los que en su ideario cristiano están haciendo un seguimiento exhaustivo de estas jornadas, y los que, en su falsa posición objetiva, buscan fantasmas donde no los hay, y ponen voz a la minoría absolutista y dictatorial de la que disfrutamos en España, haciendo más eco de los movimientos “anti-Papa” (qué triste) que de la presencia de cientos de miles de jóvenes cargados de buenas intenciones para con toda la humanidad. En cambio, se han generalizado este año programas donde se nos enseña lo mejor que este país puede ofrecer, ya se sabe, chulos de playa, apología del alcohol y la vida “despreocupada”, filósofas poligoneras al sol de la costa, jóvenes en celo en plena berrea estival, etc. Vamos, lo que ha llevado a este país a estar como está, reflejado en Salvameses y Norias varias, aunque lo habitual es mirar para otro lado y echar la culpa al empedrado (llámese políticos, mercados, o al propio Papa, qué cojones).

Brillan con luz propia también, fruto de los altavoces mediáticos que los "periolistos" les ofrecen a sus portavoces, las incoherencias de estos adalides de la laicidad, que supongo que no tienen nada que hacer nada más que tocar los cojones a los demás (algo muy español que, por ejemplo, permitió sobrevivir a la Inquisición durante más de cuatro siglos). Así exigen que no se permita la entrada del Papa, “porque es un extranjero que pie la abolición de leyes democráticamente aprobadas, como la del aborto”. Primero, ¿pero no habíamos quedado en que este sistema no es democrático, que “no nos representan”, o sólo vale esto para las leyes que nos molan? Segundo,¿entonces tampoco pueden ellos criticar la Pena de Muerte, aprobada democráticamente en muchos Estados de los EEUU? Vaya, vaya, qué cosas… Por último, ¿y yo, que soy español, puedo criticar o no el aborto? Porque como “derecho de la mujer” me parece una aberración y una conculcación del derecho a la vida del ser humano vivo pero no nacido (no se qué intelectual progre-feminista decía hace unos meses que el feto “es un ser vivo, pero no un ser humano”, la madre que la parió…). ¿Puedo yo criticarlo? ¿O sólo pueden criticar, ocupar plazas, tomar la calle y arrogarse la representatividad del pueblo “los bienpensantes”?

Pues eso, jóvenes cristianos, bienvenidos. Espero que con vuesta fe, esfuerzo y buen ejemplo seáis capaces de contribuir al cambio que esta sociedad necesita, y al de la propia Iglesia, que esa es otra, más preocupada su jerarquía por mantener doctrinas y dogmas caducos e inútiles (a veces más que inútiles, contraproducentes) olvidándose de ser los “pescadores de hombres” que Jesucristo les encomendó ser.


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viernes, 12 de agosto de 2011

Los olvidos de los bienpensantes

Estoy de vacaiones caseras (es decir, en casa), pero no me olvido (del todo) del blog.

Al hilo del último tema tocado, recomiendo la lectura de este artículo de Juan Manuel de Prada en XL Semanal. Sabéis que Pérez-Reverte es uno de mis escritores y articulistas favoritos (recomiendo vivamente El Asedio su última novela, que me ha parecido la mejor de cuantas suyas he leido, y son unas cuantas), y De Prada escribe en esa revista la página de opinión siguiente a la suya. Empero, no soy demasiado aficionado a este escritor (bueno, a sus artículos y participaciones en radio y tv, porque no he leído aún ningún libro suyo), me parece pesado y altanero, vamos, que no me cae muy bien, y eso que tenemos algunas cosas en común (la defensa del cristianismo, por ejemplo). Sin embargo, el artículo de esta semana sí que me llamó la atención por tratar el asunto del genocida noruego, y dar algunas informaciones que a los periodistas bienpensantes se les olvidó mencionar, porque en su pensamiento único creen que son accesorias y sin importancia (y no convienen a la impresión que de tamaño crimen quieren dar, culpando del mismo no sólo a su autor, sino a todos aquellos que piensan distinto a sus verdades ideológicas oficiales). Pero tienen importancia, y mucha. Aunque de Prada no me caiga bien, es un magnífico escritor, reconocido por las ventas de sus libros y los premios conseguidos, y yo soy uno muy malo, así que qué mejor que dejar que sea él el que os explique esas cosas que yo también quiero decir, pero que lo haría mucho peor que él.

El artículo se llama "Ultraderecha y fundamentalismo" y aquí está el enlace. Si no os funciona, dale a "Leer más" y os reproduzco el artículo entero, con mi propio subrayado en negrita.

Se ha repetido hasta la náusea, entre el popurrí lisérgico-periodístico desplegado con ocasión de las matanzas de Oslo, que el tarado que la perpetró, el infausto Anders Behring Breivik, es «ultraderechista» y «fundamentalista cristiano», según la conocida táctica del calamar, que mientras huye alocadamente trata de ocultar su miedo en una nube de tinta. A poco que uno escarba en la biografía de Breivik, descubre que la etopeya urgente trazada por la prensa es rocambolesca e inverosímil; y que su inverosimilitud nace del temor que las sociedades occidentales tienen a enfrentarse con los monstruos nacidos y alimentados en su seno, en quienes íntimamente se reconoce. Todo intento de caracterizar a un perturbado por sus -adscripciones- resulta siempre desquiciado: Breivik, al parecer, regentaba una «granja ecológica», lo cual no puede llevarnos a concluir que quienes se dedican a la agricultura ecológica son propensos a perpetrar matanzas; pero caracterizar a un perturbado por adscripciones ficticias resulta, desde luego, de un desquiciamiento traumático que reclama una explicación freudiana. Y esto es lo que se adivina tras el intento de caracterización de Breivik como `ultraderechista´ y `fundamentalista cristiano´: el desquiciamiento traumático de las sociedades occidentales que, ante los frutos hediondos de su descomposición, no pueden hacer otra cosa sino -echar balones fuera-, proyectar su culpa sobre un enemigo imaginario, para evitarse el juicio sobre su propia degeneración.

Como `fundamentalista cristiano´, desde luego, Breivik es más bien rarito: aunque bautizado en el seno de la iglesia luterana, en su célebre manifiesto-mamotreto de 1500 páginas se define como «cristiano cultural» (esto es, como alguien que no profesa los dogmas de la fe) y aboga por una alianza de «cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos» que reconozca «la importancia de las raíces europeas cristianas, pero también judías e ilustradas, así como paganas y nórdicas». En realidad, los únicos aspectos que Breivik salva del cristianismo son los que tienen un origen pagano; y concluye que, tras la Edad Media, el cristianismo se ha convertido en una amenaza para Europa «peor que el marxismo». A este barullete new age -que es exactamente lo contrario de lo que defendería un -fundamentalista cristiano- se suman vituperios contra Benedicto XVI -un papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo»- y proclamas sionistas (pues considera que sólo «una gran alianza de los pueblos nórdicos y los judíos» puede salvar a Europa de ser colonizada por el Islam), que mezcla con una exaltación de los caballeros templarios, entendidos al modo pachanguero-esotérico.

Breivik, además, era miembro de la masonería noruega, cuyo gran maestre, Ivar A. Skar, se apresuró a divulgar tras la matanza un comunicado por el que anunciaba su expulsión fulminante. No se nos ocurriría afirmar que la masonería es semillero de psicópatas y asesinos de masas (como tampoco lo hacemos de la agricultura ecológica); pero se nos ha de conceder que la pertenencia a la masonería no es muy propia de -ultraderechistas- y -fundamentalistas cristianos-. Tampoco lo es, por cierto, citar al pensador liberal John Stuart Mill como autor de cabecera, que es lo que Breivik hacía en su cuenta de Twitter; licencia que a cualquier -ultraderechista- y -fundamentalista cristiano- comme il faut pondría los pelos como escarpias. También se los pondrían las reiteradas afirmaciones de fe en una «democracia multipartidista» contenidas en el manifiesto-mamotreto de Breivik; complementadas, además, con condenas fervientes del fascismo y, en especial, del nazismo, al que acusa de «imperialista» y considera responsable del deplorable estado actual de Europa. «Si hay una figura que odio -concluye Breivik- es Adolf Hitler». Tales pronunciamientos no parecen los propios de un extremista de derechas, ni de un integrista cristiano; y podrían ser suscritos por cualquier político europeo, liberal o socialdemócrata, en plena recolección de votos. Breivik no es, a la postre, sino el recuelo, las escurrajas podridas de una sociedad en plena descomposición: borracho de su mismo zurriburri sincrético, de su misma pachanga relativista, de su misma petulancia ignara y neopagana; y que, al final de la borrachera, despierta enfermo de resaca, convertido en un inadaptado. No basta, desde luego, la náusea provocada por la resaca para explicar que se liase a tiros; para eso hace falta ser un tarado de tomo y lomo. Pero tratar de explicar la genealogía de su tara con adscripciones tan rocambolescas e inverosímiles es la estrategia típica de quienes no se atreven a mirar al monstruo a la cara, tal vez porque se toparían con rasgos demasiado familiares.


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