domingo, 27 de septiembre de 2009

Yo no estuve allí: Winston Churchill (II)

Como lo prometido es deuda, aquí tenéis estos extractos de los discursos de Churchill correspondientes a sus “años de esplendor”, los años de la II Guerra Mundial, durante los cuales gobernó el Reino Unido y lo llevó a la victoria frente a los nazis.

El primero proviene de su intervención en la Cámara de los Comunes tras el (ahora sabemos) vergonzante Pacto de Munich entre Hitler, Mussolini, Daladier (primer ministro francés) y Chamberlain (primer ministro británico). Este pacto, de septiembre de 1938, suponía la anexión por parte de Alemania de la región checa de los Sudetes; un paso más en la creación del “espacio vital” (lebensraum) germano tras la anexión de Austria, y que suponía, como ésta, la vulneración de toda la legislación internacional desde el Tratado de Versalles. Pero, aparte de ésta, su consecuencia directa, implicaba también, por decirlo en “román paladino”, una bajada de pantalones de los gobiernos de Francia y Gran Bretaña frente a los golpes de fuerza de Hitler. Sin embargo, el acuerdo tuvo un apoyo casi unánime por parte de la clase política y del pueblo británico; cuando Chamberlain volvió de tierras alemanas tuvo un recibimiento poco menos que de héroe. Hubo pocas voces discordantes, y, de ellas, la más importante y clara fue la de Churchill.

Recordemos que uno de los rasgos característicos de Churchill era su fobia hacia el comunismo. Por eso, cuando Mussolini aparece a principios de la década de los 20 en Italia “conteniendo” a las fuerzas de izquierda, Churchill muestra sus simpatías por el “Duce”. La importancia que poco a poco va tomando el nazismo en Alemania, desde la lejanía, le produce igual estima, hasta que en un viaje a tierras germanas en 1932, su germanofilia se quebró al descubrir la verdadera cara de aquel sistema. A partir de entonces declara a Hitler y sus ambiciones expansionistas como el principal peligro para Inglaterra, incluso por encima de sus otros dos más odiados enemigos: el comunismo y el gandhismo (que amenazaba con romper la unidad del Imperio).

El 5 de octubre de 1938, seis días después de Munich, Chamberlain se presentó ante la Cámara para defender el acuerdo. La casi totalidad del Parlamento lo apoyó, pero Churchill tomó la palabra para exponer las que para él serían las consecuencias del pacto y pronosticó los hechos venideros cual si un oráculo se tratase.

“Lo máximo que ha sido capaz de lograr… [le interrumpe gran parte de la cámara, gritando “es la paz”](…) Lo máximo que ha sido capaz de conseguir para Checoslovaquia y en las cuestiones sobre las cuales todavía no se había llegado a ningún acuerdo ha sido que el dictador alemán, en lugar de agarrar la comida de la mesa, se conformase con hacer que se los sirvieran plato por plato (…) No puede existir nunca la certeza de que habrá una lucha, si una de las partes está decidida a ceder por completo (…) Después de la toma de Austria, en marzo, nos enfrentamos a ese problema en nuestros debates. Me aventuré a pedir al gobierno que fuera un poco más allá de lo que había ido el primer ministro y prometiera que, junto con Francia y otras potencias, garantizaría la seguridad de Checoslovaquia (…) No creo que sea justo acusar a los que deseaban que se siguiera ese camino (…) de haber deseado una guerra inmediata. Entre la sumisión y la guerra inmediata, había una tercera alternativa, que daba una esperanza no sólo de paz, sino también de justicia (…)

Se acabó todo. En silencio, triste, abandonada, destrozada, Checoslovaquia se hunde en la oscuridad (…) Los mineros de los Sudetes, que son todos checos y cuyas familias han vivido en esa región durante siglos, ahora deben huir a una zona en la que casi no quedan minas donde puedan trabajar. Es una tragedia (…) Verán que, en un período que tal vez se calcule por años, pero que tal vez se calcule sólo por meses, Checoslovaquia quedará envuelta por el régimen nazi.

La responsabilidad debe recaer en los que ejercen un control indiscutible sobre nuestros asuntos políticos, que ni evitaron que Alemania se rearmara, ni se rearmaron a su vez a tiempo (…) La hora de la verdad no ha hecho más que comenzar. Esto no es más que el primer sorbo, el primer anticipo de una copa amarga que nos ofrecerán año tras año, a menos que, mediante una recuperación suprema de la salud moral y el vigor marcial, volvamos a levantarnos y a adoptar nuestra posición a favor de la libertad, como en los viejos tiempos”.

El debate sobre el Pacto de Munich lo zanjó Churchill con estas palabras: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.

Cuando Hitler invade Polonia el 1 de septiembre del 39, Chamberlain pide a Churchill (ambos tenían una buena relación a pesar de sus enfrentamientos políticos) que se incorpore al gabinete de guerra como Lord del Almirantazgo, puesto que ya había ocupado entre 1911 y 1915. El 11 de mayo de 1940 asumió la dirección de la guerra y del país al asumir los cargos de ministro de Defensa y Primer Ministro. Éstas fueron sus palabras al asumir el cargo:

“Después de recibir el encargo de Su Majestad, he formado una administración con hombres y mujeres de cada partido y de casi todas las ideologías. Hemos estado en desacuerdo y discutido en el pasado, pero ahora un lazo nos une a todos: librar la guerra hasta conseguir la victoria y no rendirnos jamás a la servidumbre y la vergüenza, sean cuales fueren el coste y el sufrimiento.

Posteriormente, y tras ocupar los Países Bajos, Bélgica y Francia, la Luftwaffe comenzó los bombardeos sobre Gran Bretaña. Su primer discurso ante el Parlamento como Primer Ministro (13 de mayo de 1940) ha pasado a la historia como una de las intervenciones más brillantes y emotivas que jamás se ha escuchado.

(…) nos encontramos en la fase preliminar de una de las batallas más grandes de la historia (…) En esta crisis, espero que me disculpen si hoy no prolongo demasiado mi discurso en la Cámara (…) Diría a la cámara, como dije a los que se habían incorporado a este gobierno: “No tengo nada que ofrecer, excepto sangre, sudor, lágrimas y fatiga.

Tenemos ante nosotros una dura prueba, de las más dolorosas. Nos esperan muchos, muchísimos meses de combates y sufrimientos. Me preguntan: “¿Cuál es nuestra política?” Y yo les digo: “Combatir por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra voluntad y con toda la fuerza que nos dé Dios; combatir contra una tiranía monstruosa, jamás superada en el catálogo oscuro y lamentable de crímenes humanos”. Ésa es nuestra política. Me preguntan: “¿Cuál es nuestro objetivo?” Puedo responder con una sola palabra: “La victoria, la victoria a toda costa, la victoria a pesar del terror; la victoria por largo y difícil que sea el camino; porque sin la victoria no hay supervivencia” (…) En este momento, siento que tengo derecho a reclamar la ayuda de todos y digo: “Vengan, pues, avancemos juntos, aunando nuestras fuerzas".

En alocución radiada a sus compatriotas, Churchill se expresaba de la siguiente manera:

“Con una confianza sincera, pero también segura, digo: Que Dios defienda el Bien.
Esos bombardeos de Londres, crueles, indiscriminados y carentes de sentido forman parte, desde luego, de los planes de invasión de Hitler, que espera que, matando a gran cantidad de civiles y de mujeres y niños, va a aterrorizar y a intimidar al pueblo de esta poderosa ciudad imperial y a convertirlo en motivo de preocupación para el gobierno, con lo cual piensa que vamos a dejar de prestar atención al violento ataque que está preparando. Se nota que no conoce el espíritu de la nación británica ni lo resistentes que son los londinenses, cuyos antepasados desempeñaron un papel fundamental en el establecimiento de las instituciones parlamentarias y que se han criado valorando la libertad mucho más que su vida. Ese hombre perverso, depósito y encarnación de muchas formas de odio desmoralizador, producto monstruoso de antiguos males y vergüenzas, ha decidido tratar de destruir nuestra famosa raza isleña mediante un proceso de matanzas y destrucciones indiscriminadas. Lo que ha conseguido es encender el fuego en el corazón de los británicos, aquí y en todo el mundo, que seguirá brillando mucho después de que desparezcan los rastros de la conflagración que ha provocado en Londres. Ha prendido un fuego que arderá con llama segura y devoradora, hasta que se apaguen en Europa los últimos vestigios de la tiranía nazi y hasta que el Viejo y Nuevo Mundo se puedan dar la mano para reconstruir los templos de la libertad y el honor del hombre, sobre unos cimientos que no se podrán derrocar ni pronto ni fácilmente.

Ha llegado el momento de que todos nos unamos y nos mantengamos firmes, como estamos haciendo (…) Enviamos un mensaje que levante el ánimo de nuestras fuerzas que combaten en el mar, en el aire y en nuestros ejércitos, que esperan en todos sus puestos. Saben que tienen detrás un pueblo que no dejará de soportar la lucha ni se cansará de ella, por dura y prolongada que sea, sino que, más bien, extraeremos de la esencia del propio sufrimiento los medios de inspiración y de supervivencia y de una victoria que obtendremos no sólo para nosotros mismos sino para todos, una victoria que no sólo se ganará para nuestro tiempo, sino para los tiempos prolongados y mejores que vendrán”.

Poco después, el 8 de octubre, se expresaba de esta forma en la Cámara de los Comunes:

“Ni por los daños materiales ni por las matanzas, se podrá apartar a los habitantes del Imperio Británico de su propósito solemne e inexorable. Muchos de mis colegas y muchos miembros de la cámara tienen la costumbre y, en algunos casos, la obligación de visitar las escenas de destrucción lo más pronto posible y yo mismo acudo de vez en cuando. En toda mi vida, nadie me ha tratado con tanta amabilidad como los que más han sufrido. Cualquiera diría que uno les ha aportado algún beneficio, en lugar de la sangre y las lágrimas, el sudor y la fatiga, que es lo único que les he prometido jamás. Por todas partes se oye el clamor: “Podemos aguantarlo”, pero también “Devuélvaselo”.

La muerte y el dolor serán nuestros compañeros de viaje; la penuria, nuestra indumentaria; la constancia y el valor, nuestro único escudo. Debemos estar unidos; debemos seguir impertérritos; debemos ser inflexibles. Nuestras cualidades y nuestras hazañas deben arder y resplandecer en medio de la oscuridad de Europa, hasta convertirse en el verdadero faro de su salvación”.

Y así fue. Guió a su pueblo (y pudiéramos entender como tal, más allá del británico, a todos aquellos que luchaban por la libertad y la democracia) por el camino de la resistencia, primero, y por la senda de la victoria, más tarde. Y cumplió lo prometido: hubo sangre, sudor, lágrimas, fatiga, pero también el triunfo.

Como lema principal de su acción de gobierno, Churchill escribió en su Historia de la Segunda Guerra Mundial: “En la guerra, determinación; en la derrota, resistencia; en la victoria, magnanimidad; en la paz, conciliación”. Luego vino su derrota electoral, sus discursos por todo el mundo (en uno de los cuales acuñó el término “Telón de Acero” para designar la división de Europa entre las democracias occidentales y los satélites soviéticos), el premio Nobel de Literatura, la vuelta a Downing Street, y el retiro. Sin embargo, fueron los años de la guerra, los que su nieto llama “los años de esplendor” en la recopilación de sus discursos recopilada y publicada en España en 2005 por La esfera de los Libros, los que sitúan a Winston Churchill como una de las más importantes figuras del siglo XX, por no decir de la historia de la humanidad en general.
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jueves, 24 de septiembre de 2009

Entre todos la mataron, y ella sola se murió

Si es que no. Que no pué ser. Que nos quejamos que si nuestro sistema educativo es una basura, que si vaya con la educación de la juventud, que si patatín, que si patatán, pero a las primeras de cambio, en cuanto hay alguna propuesta dirigida a mejorar el funcionamiento de nuestros centros ya surgen los prejuicios, las manías y los intereses personales. Me refiero con todo esto a la propuesta de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de dotar de autoridad pública a los profesores de los centros educativos del Estado. Ya lo podían haber hecho cuando estaban en el gobierno, pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Hay que aclarar que es algo que ya se ha hecho en la Comunidad Valenciana , antes, eso sí, pero las repercusiones mediáticas de “Espe” son mayores que las de Camps, al menos hasta la bufonada de los trajes. Parece algo realmente positivo si queremos que los alumnos (y padres) sean capaces de respetar las reglas del juego, y comprendan que en la sociedad las reglas hay que cumplirlas, que no todo el mundo puede hacer de su capa un sayo y que están sujetos a una autoridad, como todos, que parte de la soberanía del pueblo y que deben respetar (al igual que la autoridad del juez o el policía sobre los ciudadanos, otorgada por la ley para que puedan cumplir su cometido).

En principio, y teniendo en cuenta que se disponen medidas que castigan con severidad los supuestos malos usos de esta autoridad, no es mala medida; únicamente tendría efectos positivos pues los negativos se encarga de eliminarlos la propia ley con las sanciones al que se extralimite en sus funciones. Pero aquí aparecen ya los prejuicios y las manías, y todos se quitan el antifaz. Así, el otro día en Onda Cero, el presidente de la CEAPA, nada menos que la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos, dijo que le parecía una barbaridad porque: “el respeto y el prestigio debe ganárselo cada uno, y no se puede otorgar por ley”.Muy bien, hombre. Pero… ¿usted de qué está hablando? ¿Respeto y prestigio? ¿Y qué tiene que ver eso con la ley? Aquí se trata de autoridad, oiga; de dotar al profesorado de los elementos de representatividad y autoridad que le permitan hacer su trabajo, que no es otro que enseñar. Claro, este señor debe ser de los que culpan a los profesores de todo, y está a favor de darles una paliza a los que osen suspender a su hijo, porque si no ¿por qué se opone? No veo el motivo. Los únicos perjudicados serán los agresores, físicos o verbales, del profesorado. ¿Acaso teme estar entre ellos? De todas formas, es algo habitual que entre los miembros más destacados de estas Asociaciones de Padres se cuenten personas con mucho tiempo y gana de enredar, con el objetivo de vigilar y controlar a esos sospechosos habituales que son los profesores, y no de colaborar con ellos, como sería lo deseable. Teniendo en cuenta que este es un miembro destacado de esas asociaciones (donde también hay muchísima gente muy válida, deseosa de aportar su grano de arena en la mejora del sistema, pero que precisamente por su preocupación por hacerlo bien y su buena voluntad, no medra lo suficiente como para ocupar los sitios más destacados; en este tipo de asociaciones triunfan los que más gritan y vociferan) no me extraña nada su opinión. Claro que así nos va. Porque fíjense ustedes lo que ha dicho el gachó: “el respeto y el prestigio debe ganarse y no darse por ley”. Vamos a obviar lo del prestigio, que es obvio. Pero vayamos con los del respeto. ¿Qué propone este señor, que a principio de curso nos retemos con los alumnos en algún tipo de pelea para conseguir el liderazgo, como se hace en algunas sociedades tribales? Eh, que yo encantado, siempre y cuando sea hasta 2º de la ESO, que en 3ª ya hay algunos que están muy creciditos. Pues verá usted, señor, el respeto en las sociedades democráticas, no se tiene por qué ganar, sino que como el valor en la mili, se supone. Y respetar a alguien es dejarle hacer su trabajo, cosa que no ocurre en el caso de muchos alumnos que torpedean la labor del profesor y de padres que no comparten que el objetivo del sistema educativo sea enseñar, como todos deberíamos convenir que es, sino cuidar de sus hijos y luego darles un papel llamado título, sin importar si el chaval no sabe hacer la “o” con un canuto y es carne de cañón para el mundo laboral en particular y adulto en general.

Como vemos, otro ejemplo de cómo en este país es imposible llegar a un acuerdo en nada, incluso en algo tan claro como la desastrosa situación de la educación, que algunos aún se niegan a reconocer (“está mejor que hace 30 años, que a mí el padre Evaristo me pegaba con la regla y eso no era enseñar ni ná”; que a ver qué tendrá que ver todo esto, sacando sus traumas infantiles y proyectándolos sobre una actualidad que día sí, día no, organismos nacionales e internacionales nos muestran muy, muy oscura). Porque al fin y al cabo la educación es lo de menos.

Otro ejemplo de la escasa importancia que la sociedad le da a la educación es el anual martilleo en radio, televisión y prensa de noticias sobre el inicio de curso. Y siempre con la misma historia: cuánto cuesta la vuelta al cole a los padres. ¡Qué drama!¡Qué desesperación! ¡Tanto dinero en libros y material educativo!¡Pero si ya no nos queda nada después de lo que hemos gastado en las vacaciones, que es lo importante! Resulta que pagar en educación para sus hijos resulta gravoso, que los libros son caros, que los profesores no hacen más que pedir material y total para qué, etc. Sin embargo, en la mayoría de los casos (hay gente que lo pasa mal, mucha y cada vez más, por desgracia, pero no es lo general, gracias a Dios, y en ayuda de los mismos deben ir las becas no sólo para matrículas sino también para material) no tienen problemas en comprar al nene o la nena un móvil que muchos adultos ya quisiéramos podernos permitir (yo no, que con uno que llame y mande mensajes me vale), un mp4 de última tecnología, ropa de marca, y, por supuesto, cómo no, una consola de videojuegos (o varias, que muchos tienen dos). El gasto en la educación de sus hijos es un dispendio obligatorio pero innecesario, según la mayoría, pero los caprichos para que los chavales se vuelvan cada vez más incultos, estúpidos y autistas son muy necesarios, porque, claro, al comprarles todo eso consiguen que les dejen en paz, ¿acaso no es eso lo importante para los padres? Ahí tenemos el caso de nuestra comunidad castellano-manchega, donde los libros de texto son gratuitos y por eso precisamente son despreciados por gran parte de los alumnos, que ven en ellos algo sin valor ninguno; incapaces de ver su importancia intrínseca como medio cultural y educativo, ya tampoco lo hacen por su valía crematística, pues al fin y al cabo “es gratis”. Así, los destrozan, los pierden, y “no pasa nada”, porque por supuesto ningún padre va a admitir pagar por un libro de texto; ¿no son gratis? Pues que el centro compre más si faltan. Lo más gracioso es cuando en las cuentas que hacen en los informativos sobre el coste de la vuelta al cole incluyen la ropa; teniendo en cuenta que los centros que obligan a llevar uniforme son minoritarios, ¿qué pasa, que el chaval si no va al cole lo va a llevar en bolas todo el invierno o qué? De verdad…

El caso es que no veo que las cosas vayan a cambiar mucho, y ya me pesa ya, pero es lo que hay. Cambiar, si acaso, a peor si seguimos sin hacer nada, o insistiendo en la dirección equivocada. A ver si de una vez se toma conciencia del problema y se compromete todo el mundo a buscar una solución consensuada pero donde primen criterios realistas y de utilidad social, y no las filias y fobias de cada uno ni ilusas ideologías (la ideología, a menudo la muerte de la razón). Ni el sistema “franquista” (que no sé por qué lo llaman así, porque yo estudié la EGB, el BUP y el COU y ni siquiera conocí al Generalísimo, que cuando nací ya estaba criando malvas) era tan traumático para los alumnos, ni la LOGSE lo tiene todo malo (ya he defendido en este mismo blog cosas que me parecen muy positivas como la diversificación curricular). Eso sí, recordemos que nuestra juventud no es otra cosa que el reflejo de nosotros mismos, de nuestra pereza intelectual y falta de compromiso social y ciudadano, y, sobre todo, del cainismo fratricida que caracteriza a nuestro país, en el que no nos ponemos de acuerdo ni siquiera en si podemos llamarle así. Los casos de violación por parte de adolescentes, incidentes como el de Pozuelo, el botellón, el fracaso escolar, la pérdida de los valores… no saon más que la consecuencia directa de nuestra irresponsabilidad. Así nos va, y puede ser peor (ya todos conocemos la Ley de Murphy, ¿no?).

Para terminar, de nuevo un elogio y palabras de ánimo para esos miles de chavales que son buena gente, trabajadores, responsables, solidarios, ilusionados con el futuro y ávidos de conocimiento vital e intelectual. Ya, ya sé que es duro ser así en los tiempos que corren, que os preguntáis a menudo si merece la pena cuando el sistema está montado para favorecer a los holgazanes ventajistas y oportunistas y poner trabas al joven cumplidor, sensato y cabal. No desesperéis, porque aunque a veces no lo parezca, el esfuerzo, el compromiso y la honradez al final valen la pena. Ahí, aguantando, con dos cojones. Chapó.
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lunes, 21 de septiembre de 2009

Papá Wayne

Pues sí. Antes de continuar con los rumores y las suposiciones, prefiero que os enteréis por mí. El autor de este vuestro blog, si todo va bien y Dios quiere, será padre de un niño o niña (o dos, vaya usted a saber) a finales de abril o principios de mayo. Hala, ya está dicho. Ahora podrá entender quien me vea ese extraño tembleque en las piernas que sufro desde hace unas semanas. No, no os preocupéis, no es ninguna enfermedad nerviosa. Es el acojone, que entoavía me dura. La alegría es mucha, claro, pero la verdad es que también acongoja. Los que ya sean padres y lean esto igual se descojonan de mí, pero supongo que al principio también tendrían esta sensación.


"Padre". Uséase, que voy a ser padre. "Padre". "Pa-dre". "Padreeeeeeeee", que diría Pe. La leche. Pero si estoy hecho un chaval. Si paece que fue ayer que jugaba a la pelota en la calle con los amiguetes y dormía con un pijama de Superman (esto... bueno, esto último sí que fue ayer, jejeje). Cojono, cómo pasa el tiempo. Como le dije a la futura mamá al enterarnos de la noticia: "bueno, pues una cosa hecha". A ver. Y tan contentos. Ahora lo importante es que la criatura venga bien y salga a la madre en todo y al padre en las dos únicas cosas buenas que tiene: la memoria y... no me acuerdo qué más.

Pues nada, ya lo sabís. Si véis que el blog cambia hacia lo tierno y pasteloso, ya sabéis la razón. Si se vuelve más terrorífico y sobrecogedor, la causa sería la misma. Esa criatura que ha provocado la aparición de una incipiente barriga en mi señora esposa (y lo que le queda), le ha incrementado considerablemente otras partes de su cuerpo que por pudor no indico, y la ha transformado en un ser que vive para comer e ir al baño. Eso sí, estás más guapa que nunca, cariño.

Pero vamos, que yo sigo con lo mismo. O sea, padre... Que sí, si sé lo que hemos hecho pa ser padres, que lo ví en una revista, pero no sé por que me resulta difícil de creer. Un pequeñajo o pequeñaja dando vueltas por aquí por casa. Enredando con todo. Despertándome en mitad de la noche. Llorando mientras veo el fútbol. Obligándonos a salir de paseo todos los días... Contra que me está empezando a parecer una mala idea...
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sábado, 19 de septiembre de 2009

Garfield: mi héroe (V)

Más aventuras de un filósofo gatuno a la altura de los más grandes. Incluso no sé porqué, pero su propio nombre no desentona en una lista de los más destacadas mentes pensantes: Parménides, Sócrates, Aristóteles, Erasmo, Kant, Rosseau, Kierkegaard... Garfield..., Heidegger, Marcuse, Popper... ¡Oh, Dios mío, ya sé lo que pasa! ¡Los grandes filósofos tienen nombres de gato!




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lunes, 14 de septiembre de 2009

Tanta tontería, copón.

Como bien sabéis, en este mi/vuestro blog no suelo ocuparme de cuestiones políticas. Si acaso, las relacionadas con la educación, dado que es lo que más me interesa (y no sólo por mi profesión, sino porque al fin y al cabo, es el futuro de nuestra sociedad lo que se prepara en el sistema educativo). Hoy, sin embargo, haré una excepción. Hoy voy a hablar de política, sí. A dejar algunas cosas claras que por supuesto casi nadie va a leer y que al que lo lea, si está de acuerdo, muy bien, pero si no, dirá que soy un facha, españolista, tal y cual. Pos vale. Pero sólo me valen argumentos, nada más. Lo demás, me la refanfinfla. Si alguien puede rebatirme por medio de la razón, bien, entramos en debate y seguro que sacamos algo positivo. Pero si se van a valer de etiquetas ideológicas (tontológicas en realidad), argumentos de autoridad subjetivos e irracionales, etc. que se ahorren el esfuerzo.

Viene todo esto al caso del nacionalismo “periférico” (que llaman) y de la “consulta” popular ayer en Arenys de Munt sobre la independencia de Cataluña. Varias cosas que enumeraré sobre esta payasada:

- Como era una consulta cívica (lo que le gusta a los catalanes esto del civismo… si les conviene) supongo que los partidarios de una y otra opción habrán argumentado al electorado los pros y los contras de cada decisión, estudiando la consecuencias en política internacional, fiscal, económica, social y cultural que supondría esa independencia, explicando cuál sería el modelo de Estado a seguir y las relaciones con los Estados vecinos, argumentando porqué esto supone la creación de un mundo mejor y es un avance hacia el progreso de toda la sociedad, etc. ¿No? ¿No lo han hecho? Ah, vaya, vaya… pues a ver si es verdad que va a ser una pantomima, ¿eh?

- Dado que todos los españoles somos iguales en derechos y en deberes, incluso los que no se sienten como tal (fijáos qué malos somos), la única defensa “decente” del independentismo es apelar al sentimiento nacional, subjetivo e irracional, con unos orígenes históricos bastante oscuros y basado en tradiciones e instituciones nada democráticas, como las medievales o feudales que se opusieron al absolutismo borbón del XVIII. El nacionalismo e independentismo es simplemente otra demostración de insolidaridad, de egoísmo, y de fantasía política al nivel del fascismo. Ellos no son felices porque España se lo impide, igual que la culpa de la crisis de los 30 en Alemania la tuvieron los judíos. Qué curioso que se plantee una independencia nacional o territorial pero no clasista, como por ejemplo: “nosotros los ricos somos una clase independiente y no vamos a pagar impuestos pa que los vagos subsisten como parásitos. Y en el referéndum por la autodeterminación de los ricos, sólo votamos nosotros, claro, los demás no tiene que nada que decir”. Esto, que puede parecer una barbaridad, es lo mismo que el reclamo de la independencia en base a muy discutibles bases históricas. Y, por supuesto, cualquiera puede “fabricarse” su “nacionalismo”: "una pena lo de nuestra Oretania, invadida y pisoteada primero por los romanos, luego por los visigodos, más tarde por los moros, y ahora esclavos del Estado español. ¡Libertad para Oretania1¡Viva la Oretania libre! Claro, para lograr esta independencia oretana, tendríamos que lograr que lo aceptasen todos los españoles, no sólo nosotros, porque es lo que tiene que todos seamos iguales en este Estado de Derecho. ¿Cómo?¿Qué esto no lo entienden otros nacionalistas que conviven con nosotros ¿ Pues qué estúpidos ¿no? Los Oretanos es lo que tenemos, otra cosa no, pero de Luces vamos sobraos. Ya hay que ser tonto pa no entederlo, ya… O desgraciao, vete tú a saber".

- La unión hace la fuerza, siempre. Cuanto más amplio sea un estado democrático, más fuerte será el Estado y la propia democracia, representada en las libertades y soberanía de más individuos. Si España ahora mismo es una gran nación es porque en ella cabemos todos, y porque formamos parte de Europa, que en el futuro, espero, pueda ser llamada también una gran nación (en el camino estamos mal que les pese a algunos). Igual que si se hiciese realidad esa idea un tanto abandonada de la Federación Ibérica entre España y Portugal yo la aplaudiría, cualquier escisión y merma en la unidad de una sociedad democrática me parecería negativa y un ejercicio de irresponsabilidad por parte de quienes la protagonicen y de quienes lo permitan. No nos engañemos, pero qué curioso que las dos regiones donde el nacionalismo es más fuerte son las más ricas de España. Tienen ese sentimiento de superioridad del rico frente al pobre, y ven en el resto un lastre para su desarrollo (no recuerdan, o no quieren recordar, cómo ese malvadisísimo Estado español ha invertido en los dos últimos siglos las más fuertes cantidades de dinero en ambos territorios para convertirlos en las locomotoras económicas de España, no contaban entonces con que quisieran que el tren descarrilara y seguir solos).

- Para terminar, y dejarlo todo claro, el nacionalista separatista es un espécimen egoísta, iletrado e irracional (bueno, puede ser racional y egoísta, pero mentiroso pues no reconoce las verdaderas razones de su anhelo nacionalista, es decir, la codicia y la falta de solidaridad), antidemocrático como él solo, que no vería la incongruencia de su fanatismo ni aunque le golpeasen con ella en la cabeza . Pero claro, como resulta que los demás, los que aceptamos todo y tenemos más tragaderas que Sancho Panza, y reconocemos que efectivamente hay que ayudar al que lo necesita (dentro de un orden y siempre que sirva para algo, demagogias, no, por favor), y pensamos que todos somos iguales hayamos nacido en Barcelona, en Cuenca, en Getxo o en Minglanilla (o en Dakar o en La Paz), y sólo nos diferenciamos por nuestros actos, éstos, digo, nosotros, somos los que estamos acomplejados y no podemos cantarles las cuarenta (cantar la caña, dicen los catalanes) a los papanatas que inundan nuestras televisiones y radios y acampan en nuestras instituciones democráticas, estómagos agradecidos que en razón de la discordia viven como reyes por muy republicanos que sean. Pos va a ser que no. Las cosas, como son. Después, si queréis, se discuten otras, pero éstas, claras como el agua, oigan.

A ver si podemos poner en orden el país, que falta nos hace, sin el chantaje de estos piratas del sentimiento nacional, y, por qué no, otras cosas como disfrutar del magnífico juego del Barça sin tener que ver personajillos ridículos y advenedizos como el señor Laporta, ni el Nou Camp lleno de banderas anticonstitucionales que representan el egoísmo, la avaricia y el racismo (banderas anticonstitucionales que sí se han prohibido y perseguido en el resto de los campos de fútbol españoles, por mucho que algún descerebrao saque de vez en cuando alguna, menos en el coliseo barcelonista y en San Mamés; otra “curiosidad” más que demuestra que, por mcho que nos pese, no todos somos iguales).

¿Sentimiento nacional? Sí, yo me siento español en el extranjero, Manchego en el resto de España, y de Ciudad Real en las demás provincias. Y, siempre, siempre, ciudadano del mundo, lo que pasa que aún no he tenido la oportunidad de pasear mi nacionalismo terráqueo frente a ningún alienígena, pero todo se andará. Mi nación, es España, sí, pero sobre todo son la Razón, la Justicia, y la Libertad. Hala, a cascala.

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sábado, 12 de septiembre de 2009

Los soberbios, los sinvergüenzas y los borregos

Abordaré ahora un tema local, pero que puede ser extrapolable a muchas situaciones y, además, ha saltado a los medios de comunicación nacional, por lo que ha ampliado su eco. En el mismo nos encontramos con lo habitual en nuestro país: soberbia y desvergüenza política, ineptitud y falta de rigurosidad periodística, ausencia de reflexión y crítica fundamentada por parte de los ciudadanos y al final se monta un circo para que todo se quede como está y nadie solucione nada. El asunto al que me refiero es el de la nueva ordenanza municipal de movilidad del Ayuntamiento de Ciudad Real. Un equipo de gobierno aficionado, como nuestros estudiantes, al corta y pega para no trabajar; una oposición, tanto política como vecinal, a la que le da lo mismo ocho que ochenta y comulgar con ruedas de molino con tal de atacar a los que les han vencido en las urnas; un periodismo que no se merece tal nombre y que con tal de montar escándalos se traga lo que sea y en ningún momento hace un esfuerzo de verificación y contrastación de la información que transmiten; y una ciudadanía pasiva en cuanto a la reflexión crítica que se deja llevar por el que más grita y vocifera con acusaciones chuscas y torticeras y que sólo se moviliza si es "contra los otros" dando igual las razones.

Y no voy a condenar excesivamente la vaguería ciudadana, pues pocos hay más "perros" que yo ( y mi mujer me puede pasar por la acera sin estar obligada a llevamre por la derecha, como descubriréis si se lee atentamente la polémica normativa). Je, recuerdo que el otro día escuché no sé donde que los pecados capitales son siete, sí, menos en España que son seis porque la pereza aquí no es pecado, es patrimonio nacional. Pues bien, haciendo honor a esta cualidad étnica hispana, todo lo que quería decir sobre este asunto ha sido sintetizado de forma magistral en otra web, obra de un viejo y querido amigo, de la que os proporciono el enlace para que lo podáis leer. Amén de este último artículo podéis ver que ha hecho un seguimiento de la ordenanza que también resulta interesante. Pos hala, tenéis el enlace aquí.

Aquí, sos he dicho, que yo no voy a poner más. Bueno, si queréis saber mi opinión, la tenéis en los comentarios de la página enlazada.
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viernes, 11 de septiembre de 2009

Cuento fantástico

Hoy me váis a permitir que me adentre en el género de la literatura fantástica. Os ofrezco un breve relato que bien podría considerarse dentro de tal corriente literaria, pues en el mismo aparece algún personaje que podría ser considerado más legendario que el Yeti con una actitud inverosímil en los tiempos que corren. Igualmente, como es habitual en este tipo de narraciones, el autor nos transporta a un mundo de ficción que considera preferible al mundo real y que se convierte así en vía de escape de sus frustaciones y desengaños, y en donde los sueños y los anhelos de los habitantes de esa realidad inventada, a diferencia de la propia, sí se pueden convertir en realidad. Como siempre, espero vuestros comentarios sobre este pequeño cuento, pero sobre todo espero que os guste.

- Don José Vicente, que le buscan.

El conserje se había asomado a la puerta de la sala de profesores y, apoyado en el marco, lanzaba su aviso sobre el grupo de docentes reunido en animada conversación.

- ¡Voy enseguida!- exclamó el aludido.

El enseñante salió de la sala con paso tranquilo, se asomó al pasillo y, viendo a una alumna suya con un señor mayor que no conocía, pero que obviamente debía ser su padre, preguntó:

- ¿Me buscaban?

- Sí, verá. Soy el padre de Andrea y quería hablar con usted- le reconoció el hombre, vestido con unos pantalones cortos oscuros, polo azul con marca de la empresa y sandalias.

- Pero, si ha aprobado, ¿no?- respondido confundido don José Vicente

- Sí, y de eso quería hablar.

- Bueno, bien, vayamos a un sitio tranquilo.

- Tú quédate aquí- ordenó su padre a la chica.

Ambos cruzaron el pasillo hasta una sala sin ventanas que servía para atender a los padres y madres que les visitaban así como para reuniones entre distintos miembros del claustro.

- Siéntese, y dígame.

Ambos tomaron asiento en sillas metálicas tapizadas en “sky” negro.

- Pues eso, que usted le ha puesto un cinco a mi hija en su asignatura, pero el caso es que no sabe hacer la “o” con un canuto, a ver cómo se come eso- espetó el indignado progenitor.

- Bueno, mi política es que los chavales hagan lo que puedan, y su hija es muy buena chica, si viera algunos compañeros suyos, que me hacen la vida imposible y no me dejan dar clase.

- Sí, si eso me parece muy bien, pero usted está aquí para enseñar, ¿no? Y por lo que he visto mi hija no ha aprendido absolutamente nada. Sus exámenes son un desastre y no pasan del tres, ¿entonces cómo la aprueba?

- Ya le digo, no vamos a cortar la trayectoria educativa de su hija, sería una pena que repitiera, pobrecita, y abandonar a todas sus amigas de clase, hombre- se excusó el profesor.

- Claro, claro, y que vaya pasando cursos sin enterarse de nada, hasta que un profesor o profesora con dos dedos de frente intente enseñarle algo y, como no tiene base ninguna porque no entiende lo que lee ni sabe expresarse con corrección de forma escrita, no aperenda y el profesor, ejerciendo su función, la suspenda y ahí se quede, ¿no?. ¡Qué vergüenza! – exclamó- ¡Yo mando aquí a mi hija para que la preparen, para que la enseñen, y no para que me la cuiden, que ya tiene 16 años y sabe cuidarse solita! ¡Viene aquí para que en el futuro pueda cumplir todos sus sueños y optar libremente por aquello que quiera en la vida, sin las limitaciones de la falta de preparación! ¡Así que o sus profesores se ponen de acuerdo en la solución a las carencias formativas de mi hija, o les planto una reclamación y llego a la inspección si hace falta!- advirtió severamente- ¿Cree usted que soy un desaprensivo que no se ocupa por su propia hija? O repite, o le hacen un programa de refuerzo o como lo llamen para el año que viene, o lo que sea, decídanlo ustedes que para eso les pagan. Eso sí, si no obtengo respuesta, le juro que remuevo Roma con Santiago para que cumplan con su cometido: ¡enseñar!

Don José Vicente estaba anonadado. Nadie le había preparado para algo así ¡Era una situación inaudita!

- Bueno, bueno, no se ponga usted así, veremos qué se puede hacer…

- Espero que así sea.

El ofuscado padre se levantó, dirigiéndose a la puerta.

- Mañana volveré y espero que me ofrezcan alguna alternativa a esta situación. ¡Adiós!- sentenció al tiempo que se despedía y enfilaba el pasillo en busca de su hija

- No se preocupe, no se preocupe, y vaya con Dios- dijo desde el fondo de la sala el profesor, aún sentado en su silla con cara de sorpresa.

- Vamos, hija, quieran o no quieran, esta gente tendrá que cumplir con su cometido, que como padre no voy a dejar la ecuación de mi hija a la buena de Dios. ¿Qué se creen, que no me preocupo por tí? ¡Habrase visto, aprobarte sin haber entendido nada y pasarte de curso para que sigas igual, o peor! ¡Vámonos!

Y cogiendo del brazo a su hija en ademán fuerte pero afectuoso, salieron ambos por la puerta del centro educativo.
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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Monty Python: de andares y peluqueros (digo, estilistas)

Poco a poco vamos cogiendo otra vez el pulso a "nuestra actualidad". Monty Python, ¿creíais que me había olvidado de ellos? Pues para aquellos que así lo creían, felones, aquí tenéis dos videos: el famosísimo de los andares tontos (que no lo vea ningún alto cargo de las administraciones españolas, que seguro dan subvención) y la gran aventura de unos peluqueros (perdón, estilistas) en el Everest (¿habré puesto este vídeo porque mi pelo es cada vez más escaso que el sentido común en nuestros gobernantes? No sé, no sé... Me rascaría la cabeza en ademán pensativo si no fuese porque acabaría con la vida de una docena de pelos de los que aún me sobreviven allá arriba).







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jueves, 3 de septiembre de 2009

Garfield: mi héroe (IV)

Mientras recuperamos el ritmo normal tras las vacaciones, aquí van algunas tiras aún veraniegas (con el calor qué hace no desentonan) de mi idolatrado Garfield.






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